
Todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros.
Día 4: La Última Cena Y Judas
Miércoles
Marcos 14:10-24 NTV
10 Entonces Judas Iscariote, uno de los doce discípulos, fue a ver a los principales sacerdotes para llegar a un acuerdo de cómo entregarles a Jesús a traición. 11 Ellos quedaron complacidos cuando oyeron la razón de su visita y le prometieron darle dinero. Entonces él comenzó a buscar una oportunidad para traicionar a Jesús.
12 El primer día del Festival de los Panes sin Levadura, cuando se sacrifica el cordero de la Pascua, los discípulos de Jesús le preguntaron: «¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?».
13 Así que Jesús envió a dos de ellos a Jerusalén con las siguientes instrucciones: «Al entrar en la ciudad, se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo. 14 En la casa donde él entre, díganle al dueño: “El Maestro pregunta: ‘¿Dónde está el cuarto de huéspedes para que pueda comer la cena de Pascua con mis discípulos?’”. 15 Él los llevará a un cuarto grande en el piso de arriba, que ya está listo. Allí deben preparar nuestra cena». 16 Entonces los dos discípulos entraron en la ciudad y encontraron todo como Jesús les había dicho y allí prepararon la cena de Pascua.
17 Por la noche, Jesús llegó con los Doce. 18 Mientras estaban a la mesa, comiendo, Jesús dijo: «Les digo la verdad, uno de ustedes que está aquí comiendo conmigo me traicionará».
19 Ellos, muy afligidos, le preguntaron uno por uno: «¿Seré yo?».
20 Él contestó: «Es uno de ustedes doce que come de este plato conmigo. 21 Pues el Hijo del Hombre tiene que morir, tal como lo declararon las Escrituras hace mucho tiempo. Pero qué aflicción le espera a aquel que lo traiciona. ¡Para ese hombre sería mucho mejor no haber nacido!».
22 Mientras comían, Jesús tomó un poco de pan y lo bendijo. Luego lo partió en trozos, lo dio a sus discípulos y dijo: «Tómenlo, porque esto es mi cuerpo».
23 Y tomó en sus manos una copa de vino y dio gracias a Dios por ella. Se la dio a ellos, y todos bebieron de la copa. 24 Y les dijo: «Esto es mi sangre, la cual confirma el pacto entre Dios y su pueblo. Es derramada como sacrificio por muchos.
No conocemos muchos detalles sobre Judas, pero como parte de los Doce, se había comprometido a seguir a Jesús; había recibido poder y autoridad para predicar y realizar milagros como los otros discípulos; había caminado con Jesús, había visto sus milagros y escuchado sus enseñanzas. Para los espectadores, Judas fue uno de los elegidos de Jesús en su ministerio.
Aquí podemos ver que tu puedes estar en presencia de Jesús, puedes escuchar su palabra, puedes asistir a la iglesia, y aun asi no dejar que el transforme y cambie tu vida. Jesús puede y quiere hacer una obra en nosotros, pero tenemos que hacer nuestra parte en darle la bienvenida.
También vemos que Jesús, siendo Dios que lo conoce todo, sabía desde el principio que Judas lo traicionaría, y aún así lo invitó a estar con Él y ser parte de Su ministerio. Jesús le dio las mismas oportunidades que los demás para elegir la vida y la obediencia. Jesús protegió a Judas y lo mantuvo a salvo de todo daño, hasta el momento en que Judas lo rechazó y lo traicionó.
Hasta la última noche, en el escenario más íntimo de la cena final, Jesús amó a Judas. Jesús le ofreció comida a Judas, quien probablemente estaba sentado a su lado en un lugar de honor. Darle pan a otra persona era tanto un acto íntimo de amistad como una muestra abierta de honor. Jesús hasta le lavó los pies de su traidor ese día.
El amor perfecto de Jesús se extiende aun a los que no lo aman. Y es este tipo de amor que Dios nos llama a extender a los demás. Jesús dice que la gente conocerá que somos seguidores de él por la forma en que amamos a otros. Si has sido transformado por el amor de Cristo aun cuando no lo merecías, es tiempo de extender ese mismo amor a los demás para que ellos también experimenten el amor transformador de Cristo en sus vidas.
REFLEXIONA: ¿Has dejado que Dios transforme y cambie tu vida o simplemente conoces de él y no has dejado que tenga un impacto en ti? ¿Eres un espectador o realmente un seguidor de Cristo? ¿Le has dado la bienvenida a cada área de tu vida? ¿A quién a tu alrededor necesitas amar mejor? ¿A quién se te hace difícil amar? ¿Estás siendo un ejemplo de Cristo a través de la forma que amas y tratas a las personas?
Toma unos minutos para pensar sobre esto y escribe tus reflexiones en una libreta o en una aplicación de notas.